domingo, 17 de enero de 2010

Capítulo 9

La casa de al lado.

Dejamos las bolsas en el salón, luego guardaríamos todo, mientras Sandra estaba en el baño, guardé su regalo en mi armario; nos arreglamos un poco el pelo y nos fuimos corriendo a la casa de enfrente. Llamamos al timbre, se abrió la puerta unos segundos después y tras ella apareció Tom, con una camiseta de Batman puesta. “Creo que hemos acertado con las camisetas” pensé.

- ¡Bienvenidas! – nos dijo – llegáis temprano, aun quedan cuarenta y cinco minutos para que empiece la película.

- No nos importa – contestó Sandra feliz, y pasamos dentro del piso. Olía a palomitas recién hechas, y cuando acabábamos de entrar, un perro vino corriendo y se sentó al lado de mis pies, moviendo la cola.

- Es Bruce – dijo Tom – el perro de Dan, y ¡creo que le gustas!

Mientras decía eso, llegó David a abrazar a Sandra, bueno, a abrazar y no soltarla. La cogió el brazos y la llevó, hasta lo que supuse recordando la casa de San, era el salón.

- Daaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan – gritó mi amiga.

- Sandra, ¡estoy aquí, no me grites! – la voz venía de la misma dirección de la cual había venido la de ella.

- Ups, lo siento – se disculpó – Adri está en la entrada, corre y ve a enseñarle la casa.

- ¿Adri?

- ¡Claro! ¿No pensarías que la iba a dejar en casa, no?

- No, no. Ahora voy.

Y después de oír eso, Danny apareció por la puerta por donde David y Sandra habían entrado.

- Emm… Sandra me ha dicho que te enseñe la casa – dijo sonriendo.

- Ya, lo he oído – sonreí también.

- Bueno pues ven – me dijo mientras me cogía de la mano – la casa en lo que habitaciones se refiere es como la de Sandra, pero está un poco más… desordenada. Bien, a ver, esto técnicamente es el pasillo – me dijo.

Ya sabía que era el pasillo, no era un pasillo en toda regla pues en realidad todo era una enorme habitación, en la que estaban la cocina, la sala de estar y el supuesto pasillo. La barra, al fondo a la derecha, con la cocina en su interior, y nada más entrar a la izquierda las habitaciones y el baño, a la derecha la ya dicha sala de estar, con la tele de plasma, los sofás negros y el amplio ventanal, el cual también estaba en el salón y que daba a una larga terraza, así más o menos era la casa de San, y la de ellos no parecía muy distinta. También estaba la barra en el mismo sitio, y pude ver lo que me pareció un par de calzoncillos antes de que Danny me soltase la mano y se fuera corriendo a cogerlos. Sus sofás no eran negros, pero eran grises y entre ellos una mesa y enfrente la tele.

- Ahora faltan las cuatro habitaciones – dijo - bien, esta es la de Tom – y me abrió la primera puerta a la izquierda.

La habitación de Tom en casa de San no la usaba nadie. La cama estaba al fondo a la derecha, era una cama grande, de matrimonio, supongo que allí se quedaría a dormir Gio cuando no dormía en casa de San. En la esquina de la derecha había un teclado contra la pared y tres guitarras; dos de ellas eléctricas, una blanca en forma de flecha y otra azul, y la que estaba al lado de estas era de madera, acústica. Por la pared había pósters de grupos como The Beach Boys, Star Wars, Back to the Future; y me pareció ver unos treinta muñequitos distintos con forma de Mickey Mouse encima de una estantería, pero antes de fijarme más, la mano de Danny volvió a agarrarme y me sacó de la habitación.

- La siguiente es la de Harry.

Me dio tiempo a ver que era casi exactamente como la de Tom, solo que tenía la batería en una esquina, distintos pósters y distintos cacharros sobre las estaterías.

- Bueeeeeeeeno, aquí la de David.

Me fijé en que todas las habitaciones tenían cama de matrimonio, “bueno, así puede venir San…” pensé, y sonreí. Tenía un bajo verde y otro rosa, eran iguales en forma y dibujo, pero de distinto color. Había zapatillas dispersas al lado del armario, todas preciosas, claaaro. También había algunas, bueno, bastantes piezas de ropa dispersadas por la habitación.

- Creo que por la pared del fondo, al otro lado, es la habitación de San – dijo – ¡qué casualidad!

- Si, creo que está ahí detrás – sonreí.

- Y, aquí la mía.

La habitación de Danny era la que yo usaba en casa de San. Era la única que tenía forma diferente, pues había como un pasillito y después a la derecha la habitación en sí. Por supuesto, tenía cama para dos, guitarras en la esquina, poster en las paredes, ropa y zapatillas dispersas. “Me gustan más estas zapatillas… En fin, ¡qué cuatro!” pensé.

- Por esa pared está la habitación de David, y por esa está otra de casa de San.

- La mía – susurré…

- ¿Dijiste algo?

- Decía… que ahí está mi habitación.

- Ah – Danny se quedó mirándome fijamente – Bueno… Esto…La tuya… Tú… Al lado… Si… Claro…Durmiendo…Yo… - no paraba de decir palabras inconexas – Bueno…Ya has observado a primera vista lo más importante de la casa, ahora vayamos al salón, o no veremos nada de la película. ¡Venga!

Cuando llegamos al salón intercambié una mirada y una sonrisa de complicidad con San, que estaba tumbada y con la cabeza apoyada en las rodillas de David. Danny y yo nos sentamos en el sofá libre, cogimos un bol de palomitas, y los seis vimos tranquilamente la película.

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