miércoles, 30 de diciembre de 2009

Dreaming.


Sería capaz de pasar horas pensando en la inmensidad del océano que escondían sus ojos azules. Aquellos ojos azules que tantas noches veía en sueños, que se acercaban cuidadosamente hasta quedar a menos de dos centímetros de los suyos.
Mis ojos... - pensó - nadie podría soñar con unos ojos castaños y normales como los míos -. Suspiró, si, aquel ser de ojos azules profundos y melena castaña brava le encantaba.

Sonó el despertador, siempre se levantaba antes de ese sonido, para ella era como una carrera contra el tiempo. Tendría que levantarse, ponerse el gris uniforme que tan poco le gustaba, bajar a desayunar leche con cereales y zumo de naranja; volver a subir a la habitación a coger los libros y encaminarse hacia sus clases de aquel día, su rutina diaria. Compartía todas sus clases con él, y por esa razón casi siempre bajaba con alegría hacia su día en las aulas. Justo ese día no se sentía con ánimos, era el cumpleaños de su sueño de ojos azules, pero no tenía ganas de verlos, el día anterior había discutido con su dueño.

(Flashback)

- ¿Qué tal ha ido el partido? - preguntaba una muchacha de melena marrón tierra.
* Peor imposible, hemos perdido 12 - 0, - se notaba su tono furioso y a la vez entristecido - voy a presentar mi dimisión al entrenador, creo que si pusieran un ladrillo en medio de la portería pararía más goles que yo
- Bueno, es el primer partido, ¿no? Mejorarás, ya lo verás, toda tu familia juega, lo llevas en la sangre.
* ¿¡Es que no entiendes cuando te hablan!? ¡Voy a retirarme cuanto antes! ¡¡No quiero más burlas ni más canciones de fracasados que me tengan a mi como protagonista!!
- No hace falta que levantes la voz. - dijo la chica, sorprendida y con miedo - Te he entendido a la primera, solo te estaba dando ánimos; no quiero que te vengas abajo.
* ¡Si claro! ¡'Ya mejorarás, no te preocupes'! ¿No puedes dejarme un poco en paz, e irte con tus amigos los cerebritos raros? ¿O es que ellos tampoco te soportan? ...

Pero estaba hablando solo, la chica se había levantado e iba corriendo hacia su habitación, no quería que él la viera llorar.

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¿Por qué? Si fuera otra persona le hubiera puesto mala cara y hubiera seguido con la discusión; pero ella ya no necesitaba preguntarse el por qué.

Ese día se quedó en cama, pensando. Había momentos en los que el moreno la miraba con ojos melosos, en esos instantes ella pensaba que algún día llegarían a estar juntos. Pero recordando las discusiones como las de la noche anterior, que tenían habitualmente, le dolía el corazón. Y pensando todo esto, volvió a quedarse dormida.

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¿Cuánto había dormido? Miró hacia su mesilla, donde estaba su despertador, eran las 12.30.
'Estarán en el descanso', se dijo, pero la muchacha no se movió de su sitio, no había faltado a clase en todo el curso, por un día no pasaría nada. 'Toc-toc', llamaban a la puerta, no le apetecía hablar con nadie, se tapó rápidamente con las sábanas y el edredón y se hizo la dormida.
La puerta se abrió y alguien entró en la habitación; escuchó su nombre, esa voz...era él ¿que querría?

- Vaya está dormida ... - dijo el muchacho.
"¿Habla solo?" - pensó la 'dormida'.
- Que bonita y tranquila está cuando duerme.

La chica notó como toda la sangre de su cuerpo se agolpaba súbitamente en sus mejillas.

- Odio discutir contigo, lo que pasa que ayer estaba demasiado enfadado y tú fuiste la primera en hablarme y claro, a ti te tocó lo peor.
"Ah, no, habla conmigo" - volvió a decir el pensamiento de la chica.
- Me gusta cuando estamos bien y lo pasamos genial, y te hago reír, me encanta hacerte reír. Te ves tan bonita cuando ríes. Es que hoy has faltado a clase, y además de aburrido, estaba preocupado. Espero que me perdones cuanto antes, ¡que aburrimiento sin ti señor! No hace falta que te diga lo estúpido que soy, supongo que lo habrás gritado y pensado unas cuantas veces. Bueno... volveré después a ver si estás despierta... Te quiero.

El chico se levantó y se dirigió hacia la puerta, pero antes de que pudiera salir escuchó un pequeño murmullo de movimiento a sus espaldas. No estaba dormida.

- Oh, esto.... ¡Hola! Es que no has venido a ninguna clase en toda la mañana y estaba preocupado.
* Eso ya me lo has dicho
- Oh, mierda... ¿Escuchaste todo lo que dije? Tengo que dejar de hablar en alto.
* Si, todo. Y, bueno, claro que te perdono, pero no vuelvas a tratarme así... Mmm, no me apetece ir a clase, seguiré en cama un rato más, luego bajaré al salón común. Te veré allí, ¿vale?
- Vale...

Volvió a intentar salir por la puerta pero:
- ¿No tienes que decirme nada más?
* No, eso es todo, de momento, luego ya te dejaré las cosas claras - sonrió.
- Está bien - dijo el chico un poco decepcionado - nos vemos después - también sonrió, pero más tristemente.

Estaba a cinco centímetros de cerrar la puerta cuando escuchó:
* Bueno...
- ¿Qué? - preguntó él, ansioso.
* Feliz cumpleaños
- Gracias - volvió a sonreír.
* Y ... yo... también te quiero

Ahora eran las mejillas del propietario de los ojos azules las que tenían el color del más rojo carmín.

- Creo que a mi tampoco me apetece ir a más clases.

Y cerró la puerta, quedándose dentro con su pequeño regalo.

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