miércoles, 17 de febrero de 2010

Capítulo 17.


David

¿Por quéeeeeeeeeeee? ¿Por qué me tenía que levantar para ir a trabajar mientras mi novia me lo restregaba, pues seguía dormida? No quería ir, se estaba tan calentito en cama, con San. Realmente ella había sido lo mejor de los últimos… ¿veinte años? Era la mejor del mundo y no me cansaría nunca de ella.

Segundo día de trabajo después de las vacaciones y yo ya no podía más. Quizás mi novia si tenía razón y era demasiado vago… Bueno, realmente el trabajo era una mierda, estaba un poco harto de vender entradas y de tratar a gente idiota como si me cayese bien; aunque ese día se me hizo más llevadero, pues por la tarde teníamos ensayo, y aunque las chicas no pudiesen venir (Sandra me había dicho que era muy urgente acabar de llenar su vestidor) seguro que habría buenas noticias.

Blasfemé sobre los directores de películas unas cuantas veces antes de salir al estudio; eran las cuatro y media, supuse que los chicos ya debían estar allí. Así era, llegué y los vi.

- ¡¡¡Daaaaaaaaaaaaavid!!! – antes de que pudiese entrar me encontraba tirado en el suelo con Tom encima de mí.

- ¡Vale! ¡Tom, ya puedes dejarme respirar! ¡TOOOOOOOM! ¡¡Tengo la estúpida necesidad de coger oxígeno para vivir!!

- ¡Ui! ¡Lo siento lo siento! Bueno, aun no es seguro, pero tenemos un concierto el próximo sábado en la bolera Megabowl y… ¡vendrán los jefazos de la discográfica! ¡Si les gustamos nos promocionarán el disco! He estado hablando con Javier, él es uno de los que nos vendrá a ver, es una suerte pues nos conoce a los cuatro y nos llevamos bien…. y…. ¡Eso! ¡Tenemos que prepararlo todo! ¡Las canciones! ¡Todo!

Mientras Tom hablaba a gritos y daba vueltas por todo el estudio, nosotros nos limitábamos solo a mirarlo, asentir y sonreír. ¡Era una noticia genial! El único problema sería que canciones tocar, y que… ¡había que ponerle un nombre al grupo! Bueno, todavía teníamos una semana…

- Bueno, bueno – Tom seguía hablando – ¡Venga, a ensayar! Tenemos que pensar que canciones vamos a tocar… No creo que tengamos toda la noche… Así que tendremos un orden... y luego tocaremos las que nos dé tiempo… ¡Ah! Y no digáis nada a las chicas, será una sorpresa... Está bien, yo creo que deberíamos tocar…

A las 9 de la noche salimos del estudio, reventados, creo que nunca habíamos pasado tanto tiempo allí dentro. Tenía ganas de volver a casa y estar con San, casi no la había visto en todo el día y la echaba de menos.

Llegamos a casa y Gio, San y Adri estaban tiradas en el sofá; estaba seguro de que algún día tiraríamos un tabique y haríamos una casa de las dos que ya teníamos, no habría necesidad de salir al pasillo.

- ¡Por fin! – Sandra se me lanzó encima - ¡Cuánto habéis tardado!

- Si, es que… – Tom me miraba fijamente – es que ¡nos hemos emocionado ensayando!

- Estábamos a punto de ver una película, ¿os apuntáis no? – Sandra me miraba con aquella cara, aquella a la que no podía decir que no, aunque solo tenía ganas de meterme en cama y dormir.

- Claro… - la cogí de la mano y nos fuimos todos al sofá - ¿Qué ibais a ver?

- ‘Regreso al futuro’

- ¡Oh! – Tom saltó en el sofá - ¡Genial! ¡Esa película nos encanta a los cuatro!

- Ya la hemos visto unas cincuenta veces, pero da igual – Hugo se apropió del cojín azul - ¡Vamos allá!

- Eh… - Tom nos miraba con una ceja levantada – y si… no os… estaría bien… me parece que… ¿y si le ponemos al grupo el nombre del protagonista?

- ¿¡Marty!? – gritó Danny, dejando casi sorda a Adri, que estaba a su lado.

- ¡No idiota! El apellido… ¡McFly!

- McFly, McFly, McFly , McFly, McFly… ¡Eh! ¡Pues a mí me gusta! – contesté yo.

- ¡Yo lo apoyo! – dijo San.

- ¡Y yo! – remató Hugo.

- ¡Creo que todos estamos de acuerdo! – soltó Danny alegremente, todos asintieron.

- ¡Genial! ¡Pues McFly se ha dicho! – Tom rebosaba felicidad.

- McFly, McFly, McFly , McFly, McFly, McFly..

- David, cariño, queremos ver la película… - y San se recostó encima de mí, en momentos como esos me preguntaba qué sería de mí sin ella.

Bueno, teníamos todo arreglado. Ahora solo teníamos que esperar al sábado, seguramente esa semana se me iba a hacer eterna.

- ¿En qué piensas David?

- ¿Qué? ¿Qué? En nada… - realmente estaba pensando en el sábado siguiente.

- Sí, claro, es que como no te conozco – dijo San sonriendo - Bueno, ¿nos vamos a dormir? Ya acabó la película…

- Esto… eh… Chicas – escuchaba a Tom hablar desde la otra punta del sofá – ¿qué os parece si el sábado que viene nos vamos a la bolera? Y os aviso con tiempo, no me vengáis diciendo que tenéis que ir de compras, que no sabéis que poneros, que empiezan las rebajas o cualquier cosa – incomprensiblemente mientras mi amigo decía eso no quitaba los ojos de Sandra, no pude evitar reírme y acto seguido recibí un codazo de mi querida novia.

- Me parece estupendo, aunque nunca he jugado a los bolos – decía Adri.

- No te preocupes pequeña yo te enseño – Dan no cambiaría nunca, y ahí si que no pude aguantarme la risa, y por culpa de eso recibí un cojinazo en toda la cara.

- ¡Dios! – se lo devolví a Dan - ¿Es que no me puedo reír? – dije riéndome todavía, él se limitó a sacarme la lengua y a girarse hacia Adri.

- Bueno, ¿nos vamos? ¿Vamos hoy a mi casa?

- Me parece buena idea… Bueno chicos, nosotros nos vamos. ¡Hasta mañana!

- ¡Hasta mañana!

- Que, ¿ya estas pensando que te vas a poner el sábado?

- ¡David, no juegues con fuego! – intentó decirme Sandra seria, cosa que no consiguió pues yo no paraba de hacerle cosquillas.

- Está bien…

Fuimos directos a la habitación, estaba bastante cansado, pero al llegar dentro, San me empujó contra la cama. Esa noche hicimos de todo, menos dormir.

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